Si a alguien la mala baba de Larry David todavía le puede llegar a parecer algo "ligero", puede intentarlo con este "lamentaciones de un prepucio" de Shalom Auslander, una bastante negra y muy divertida "semi biografía" en la que el autor echa mano de sus recuerdos con la excusa del interrogante que se plantea sobre su cabeza mientras escribe éste libro, circuncidar o no al bebé que viene de camino.
Lo original no es por supuesto ese vistazo atrás a los recuerdos de infancia y adolescencia, lo original es vivirlo desde el punto de vista de un judio cabreadísimo y en perpetua bronca con su Dios. Un judio que ya desde que es un niño se pone como meta llevar la contraria, cagarse en todo y llamar la atención de un Dios que parece que solamente tiene ojos para él. Si para eso hay que hincharse a comer comida no kosher, pues se hace, si hay que provocar la ira divina a base de matarse a pajas, pues también se hace, porque ante todo el joven Shalom es un sacrificado por una causa, la de vivir al límite de las creencias de su religión, lo que muchas veces le pone también al límite de la ley .. o más allá.
Pasajes tronchantes como sus correrías delictivas o los primeros escarceos con el sexo contrastan con el, para mí, excesivo mal rollo que destilan los interludios "actuales" de Auslander y sus comeduras de cabeza acerca del esperado bebé, tanto negativismo y vuelta sobre lo mismo acaba por restar efecto y practicamente te incita a pasar las páginas a todo meter para llegar al siguiente capítulo de esa regresión a su particular Sodoma.
De momento llevo un par de libros de Blackie Books leídos, y por ahora dos aciertos, así que habrá que seguir buceando por su catálogo.
Lo original no es por supuesto ese vistazo atrás a los recuerdos de infancia y adolescencia, lo original es vivirlo desde el punto de vista de un judio cabreadísimo y en perpetua bronca con su Dios. Un judio que ya desde que es un niño se pone como meta llevar la contraria, cagarse en todo y llamar la atención de un Dios que parece que solamente tiene ojos para él. Si para eso hay que hincharse a comer comida no kosher, pues se hace, si hay que provocar la ira divina a base de matarse a pajas, pues también se hace, porque ante todo el joven Shalom es un sacrificado por una causa, la de vivir al límite de las creencias de su religión, lo que muchas veces le pone también al límite de la ley .. o más allá.
Pasajes tronchantes como sus correrías delictivas o los primeros escarceos con el sexo contrastan con el, para mí, excesivo mal rollo que destilan los interludios "actuales" de Auslander y sus comeduras de cabeza acerca del esperado bebé, tanto negativismo y vuelta sobre lo mismo acaba por restar efecto y practicamente te incita a pasar las páginas a todo meter para llegar al siguiente capítulo de esa regresión a su particular Sodoma.
De momento llevo un par de libros de Blackie Books leídos, y por ahora dos aciertos, así que habrá que seguir buceando por su catálogo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario