Muy interesante doble cita la programada ayer en la Sala “Club” del Victoria Eugenia, Thee Stranded Horse y Dakota Suite .... casi nada.
Comenzó Thee Stranded Horse, un joven francés (antes tuvo un proyecto llamado Encre) enamorado de la Kora y de los recitados acelerados. Armado de dos Koras y una “guitarra” fue desgranando temas que iban desde el songwriting más “convencional” hasta las enrevesadas melodías que recitaba mientras sus dedos recorrían la kora a mil por hora deslumbrando a todos los que nos acercamos hasta allí.
Había escuchado temas suyos, pero nunca le había visto en directo, y la verdad es que fue una sorpresa, un concierto en el que aparte de disfrutar escuchando, también lo hice simplemente observándole.
Tras él, turno para Chris Hooson, o lo que es lo mismo, Dakota Suite. Me habían hablado muy bien de su concierto en una edición pasada del Tanned Tin, así que le tenía bastantes ganas.Vino él sólo, con una guitarra y acompañado a su espalda por proyecciones de las preciosas fotografías que hace su mujer y adornan todas sus portadas.
Comenzó bastante “chistoso” en los comentarios, y poco a poco se fue hundiendo en un pozo de abatimiento del que salió con la última nota del concierto, acompañado por un grito que pareció subirle desde el centro de las entrañas.
Lo que no queda duda es que el concierto fue precioso, o al menos así me lo pareció a mi. Una colección de temas más o menos directos, sin desvaríos ni interludios instrumentales, y cantados de manera maravillosa por un Chris Hooson al que nunca sé como tomar.
Quiero decir, según el mismo comentó, y es habitual que lo haga en entrevistas, sus canciones son muy personales y lo pasa realmente mal tocándolas. Entonces, no es posible revolver entre todo su repertorio temas que le sean más “soportables” para llevarlos al directo y que el concierto no se convierta en una agonía? Hasta que punto le merece la pena dar conciertos si acaba pasándolo tan mal?
No sé, cada uno se lo creerá a su manera o hasta donde le parezca razonable, a mí lo que más pena me da, es que “gracias” a lo mal que lo pasa tocando, el concierto no fuese más largo, porque yo al menos estaba disfrutando y el concierto alcanzó cotas de emoción realmente elevadas, o al menos eso entendía yo, cada uno lo ve o lo disfruta a su manera.
3 comentarios:
Ha estado sembrado en todo tu último párrafo. Totalmente de acuerdo. En Donosti hay mucho "txupiguay"...
ummm, como un pequeño tanned tin
cuántos estábamos en el conci de la foster? cuatro?
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