lunes, 13 de diciembre de 2010

Peter Broderick o el síndrome de stendhal

Sé que ultimamente he ido y comentado por aquí conciertos que me han parecido tremendos hasta llegar a poner la piel de gallina, pero creo que el de Peter Broderick de ayer consiguió emocionarme incluso más que el de Sophia de hace unas semanas donde a diferencia de ayer por ejemplo conocía todas las canciones.
No sé si fue la predisposición con la que nos acercamos hasta Markina, el plus de tranquilidad que por ejemplo el día de Sophia no tuve por estar todo el día pendiente del concierto, pero ayer hubo varios momentos de esos en los que la cabeza se te va hasta el punto de darte cuenta al acabar un tema del tiempo que llevas manteniendo el aliento.

Abrió la velada Greg Haines, también en solitario, y también armado de unos cuantos instrumentos con los que ofreció un set de media hora ... de una canción! o bueno, al no conocer su obra no estoy seguro si eran varios temas enlazados o realmente lo que interpretó él lo considera un único tema, pero lo que cuenta es que durante la media hora que estuvo sobre el escenario a mí al menos lo que me transmitió es la sensación de estar escuchando la banda sonora de un documental sobre la Antártida. Un pasaje instrumental con momentos más logrados (al piano) que otros, con el que yo me sentí como si estuviese dentro de un submarino bajo aguas heladas.

Broderick subió a escena con trastos repartidos por todas partes, guitarra, piano, violín, serrucho .. y con ellos y con una maestría innata a la hora de ir construyendo los temas a base de loops nos regaló un concierto maravilloso y que alcanzó unas cotas de intensidad como yo había disfrutado muy pocas veces en directo.
Había leido sobre sus conciertos practicamente instrumentales pero lo de ayer fue todo lo contrario, apenas hubo un par de pasajes instrumentales, el resto fueron todo temas cantados, incluso uno a pelo entre los asistentes armado tan solo de su violín. Lo de "menos es más" en el caso de Peter Broderick está más que justificado, aunque armaba la mayoría de los temas a base de loops y sobre ellos cantaba y tocaba la guitarra, demostró desde la primera canción que simplemente armado de su guitarra hubiese sido capaz de ponernos el corazón en un puño
si hubiese querido. Pero lo que le salía ayer a Broderick era ofrecernos una lección de buen gusto a la hora de ir construyendo canciones partiendo muchas veces de un mínimo detalle o coro, para ir aumentando en complejidad hasta que lo que escuchábamos era practicamente como tener a una banda completa en escena.
Yo que estoy enganchadísimo a su reciente "How they are" eché de menos algún tema de ese disco (especialmente "Sideline"), pero tuvo el detalle de al menos regalarnos para poner un broche inmejorable al concierto la preciosa "Hello to Nils" que también cierra éste último disco.
No sé que más calificativos poner sin caer en la reiteración, así que simplemente diré para acabar que fue un concierto PRECIOSO.

Al acabar Broderick la sorpresa fue que Haines volvió a escena a interpretar otro tema totalmente diferente de lo que había hecho en lo que fue su actuación en sí, parece que decidió que interpretando un tema algo más accesible de lo que había ofrecido al comenzar la noche nos iríamos con una sensación más agradable a casa, así que se marcó al piano una preciosidad "a la Nyman" que redondeó la velada y creo que le hizo vender unos cuantos discos.

6 comentarios:

Eitzel dijo...

Y yo con la "manita" en casa..En fin, otra vez sera...Mucha gente?Que tal la sala-o-lo-que-fuere?

juanra dijo...

unas 45 personas? no me fijé en la gente que había por atrás, pero yo creo que más o menos ...

el sitio muy chulo, el edificio en sí es un palacete en medio de un jardín con esculturas, terraza, bar-restaurante ..

sala mediana justo a un lado del bar, pero eso sí, pese a tener la barra al lado, muchísimo silencio, una gozada la verdad. Buen sonido, sillas, escenario alto ..

luego recordando con la chica q estaba en la entrada resulta que por ahí ya han pasado cosas como uzi & ari, simone white, mursego, joseba irazoki ..

Eitzel dijo...

Bueno bueno, apuntaremos como sala sin humos y ruidos para próximos conciertos :)

Anónimo dijo...

en mi caso, tuve piel de pollo durante todo el concierto, sobre todo cuando las canciones iban in crescendo y la sala sonaba a orquesta, con el sentimiento y la intensidad de la interpretación de broderick. Cuando bajaba del escenario con el violin y se paseaba entre nosotros también me pareció que broderick "sabe" cómo crear el ambiente adecuado para apreciar una propuesta tan sensible como la suya.
y todo esto con 24 añitos...wow!

elcrack dijo...

Una maravilla de concierto. Greg Haines lo hace muy bien, Controlaba mucho el laptop y poco a poco modificaba los sonidos creando una atmosfera muy chula. Aunque creo que hizo un poco de ruido de más cuando cargaba capas de chelo y tal. Al fina subió a tocar solo al piano para llevarse los aplausos de los asistentes.

Peter Broderick lo bordó. Tocaba algunos temas con su guitarra y voz y poco más, o como dices, solo con el violín entre el público, a pelo. Otros temas eran a base de capas y saltando de un instrumento a otro. Se nota que sabe tocar de verdad cada unos de ellos.

Creo que en los temas basados en capas de loops sabe dosificarse muy bien sin saturar en absoluto.

Por cierto, una sala así es un lujo. Habrá que estar atento en el futuro.

Anónimo dijo...

ei, Juanra, Ricardo al aparato.
Saludos a todos.

Efectivamente, fue el de ayer un evento ideal para cerrar la semana. Heines comenzó muy bien y Broderick remató la faena. Ya lo habéis dicho casi todo en lo musical, y en casi todo coincido. Pero ¿no os pareció que la guitarra sonaba demasiado alta en muchos temas cantados, en realidad en todos menos en el (maravilloso) último, tapando un poco la voz de Peter?

Lo que más me llamó la atención del set de Broderick fue el dominio de los tempos y de los loops, su memoria de lo que tenía que hacer en cada momento de cada canción, su disciplina y rapidez en cambiar de pequeñña tarea y la cantidad de cosas que ocurrìan en cada tema. Mucho talento en ambos artistas y la mejor disposición en ambos. Puestos a pedir, me hubiera gustado que Borderick hiciera más temas de su último disco, pero fue un concierto casi perfecto, o sea que no procede quejarse.
La sala, un espacio multi-usos el palacio Uhagon (la casa de cultura de Markina), se demostró, una vez más, perfecta para este tipo de conciertos intimistas, aunque en los ruidosos la acústica responde también a las mil maravillas.

Sentaditos, en primera fila y con mesa donde dejar la birra, y el sonido impecable, potente y nítido incluso en los tonos más graves y profundos. Más no se puede pedir. Uno de los artistas que más me apetecía ver en directo, Peter Broderick, y encima en tu pueblo, y por si no fuyera bastante te llevas la sorpresa de ver allí a amigos como Juanra moonpalace y a artistas como la gran Saoia y de compartir viaje y concierto con mis amigos martin el irlandés, Edu (baterista de Mcenroe) y Emilio el médico, que siempre viene bien.

A ver si nos vemos en otra. Un abrazo.

Ricardo.