A veces, tienes días hipervitamínicos en los que no puedes parar de escuchar canciones animadas (pronto pondré alguna que me tiene enganchadísimo), y otros simplemente te apetece un poco de tranquilidad a tu alrededor, que el tiempo se pare y poder apreciar el espacio, el silencio entre notas, cada uno de los mínimos detalles de una canción.
Hoy, en vez de estar escuchando por ejemplo el disco de Single antes de ir a su concierto de esta noche, no hago más que poner el último disco de Spokane, “little hours”. Una maravilla con la que Rick Alverson vuelve a dar señales de vida tras varios años “hibernando”
Descubrí a Drunk no sé si por una crítica, o por una entrevista que les hizo Jesús Llorente (capo acuarelo) para rockdelux. Por aquel entonces editaban “to corner wounds”, un disco absolutamente fascinante en el que una banda liderada por Rick Alverson metía en una vieja coctelera algo del folk y country estadounidenses, algo de slowcore, una pizca de intelectualismo y referencias literarias, y un mucho de buen gusto, sencillez y emoción, y en vez de menearla a toda velocidad para mezclar sus ingredientes, los dejaba reposando y madurando el tiempo necesario hasta que el producto final se asemejaba a lo que Alverson iba buscando, un disco en el que la velocidad se reduce y nos deja prestar atención a todos los detalles de una obra atemporal y fascinante.
Hubo otros discos en la carrera de Drunk, incluso un ep precioso editado por acuarela, pero para mí al menos, la cima de su carrera fue “to corner wounds”.
Tras el finiquito de Drunk, Alverson siguió con su carrera en solitario editando pequeñas joyas bajo el nombre Spokane. Cinco discos hasta la fecha en los que se ha quitado de encima el “folklorismo” que puediese existir en Drunk, y ha hecho de su música una especie de ensayo del minimalismo y la delicadeza.
En “little hours” se ha acompañado de miembros de Gregor Samsa, y es precisamente en sus dos últimos trabajos donde estas dos bandas se han acercado estilísticamente hasta habitar el mismo espacio vital. Alverson ha seguido radicalizando su propuesta, dando protagonismo al piano y jugando con las voces y ambientes volátiles, y Gregor Samsa han abandonado sus crescendos guitarreros más emparentados al post rock para hacer en “Rest” algo muy parecido a la propuesto por Alverson.
“Little hours” es un disco necesario, o más bien diría que Rick Alverson es un artista que nunca debería dejar de grabar discos. Da igual el tiempo que nos haga esperar entre ellos, la espera siempre merecerá la pena.
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